Nuevas versiones apuntan a que el mánager y hermano de la cantante, José Enrique Quintanilla, habría sido la pieza clave que impidió concretar la negociación con la producción del festival.
La ausencia de María José Quintanilla en la parrilla del Festival de Viña del Mar 2026 sorprendió al público, especialmente después de la ovación masiva que recibió en el cierre de la Teletón, donde más de 50 mil personas corearon su nombre pidiendo su regreso al certamen.
Aunque muchos pensaban que esta sería finalmente su oportunidad, la artista volvió a quedar fuera del evento, generando una ola de especulaciones en redes sociales sobre las razones detrás de esta ausencia.
Durante la reciente edición de Primer Plano, el exdirector del festival, Álex Hernández, entregó la versión más concreta hasta ahora: en 2024 la organización intentó reunirse con la cantante, pero la cita nunca se realizó porque su mánager y hermano, José Enrique Quintanilla, no llegó.
Hernández fue enfático en aclarar que “el tema económico no fue el problema”, y que incluso existía una fuerte voluntad desde Mega —canal donde María José es rostro— para sumarla a la edición anterior. Sin embargo, la falta de acuerdo con su representante terminó bloqueando cualquier avance.
A esto se sumó otro dato revelado por la periodista Cecilia Gutiérrez, quien aseguró que, en la primera reestructuración del festival bajo Mega, la artista recibió una oferta potente: ser jurado, presentarse como artista, animar la gala y desfilar por la alfombra roja. Pero nuevamente, al derivar todo en su hermano, la comunicación se cortó.
Las versiones también incluyen rumores que atribuían la exclusión de la artista a la productora Bizarro, aunque la misma empresa desmintió completamente esa teoría, aclarando que nunca han considerado que la cantante “no sea lo suficientemente llamativa”.
Por último, también se circuló la idea de que Mega no la quería en el escenario, pero esa hipótesis pierde fuerza considerando que el canal insistió en incluirla en negociaciones previas y mantiene una buena relación laboral con la intérprete.





