Guillermo Oyarzún, el conserje que fue brutalmente agredido por Martín de los Santos, entregó un nuevo testimonio a Meganoticias, donde habló de su estado de salud y de las consecuencias que el ataque ha tenido en su vida y en la de su familia.
El trabajador relató que, además de las secuelas físicas, ahora enfrenta la necesidad de someterse a una nueva cirugía.
Actualmente, el agresor se encuentra detenido en Brasil a la espera de su extradición a Chile. Mientras tanto, Oyarzún sigue en tratamiento médico. “No podemos trabajar, mi billetera se achicó, dependemos de lo que nos da la Mutual. Ya me están haciendo análisis de mi ojo, y vamos a ver en qué termina”, señaló el conserje, quien aún no sabe hasta cuándo estará con licencia.
El trabajador recordó con nostalgia su rutina antes del ataque: “Me gustaba mi horario, porque entraba a las 23:00 y salía a las 07:00 de la mañana, de lunes a viernes. Era una rutina de todos los días. 28 años trabajé en el edificio”. A pesar de lo vivido, aseguró que no guarda rencor hacia el agresor: “En el fondo, yo no le tengo mala al cabro, como andaba en esa onda de volado”.
Por su parte, María Vidal, esposa de Oyarzún, explicó que la familia aún espera que Martín de los Santos sea extraditado. “Mi marido todavía está en tratamiento médico, sigue con licencia y no sabemos hasta cuándo”, declaró, revelando la incertidumbre que enfrentan como familia.
La situación también impactó fuertemente a los hijos del conserje, quienes han debido iniciar un proceso de apoyo psicológico. “Están con tratamiento porque quedaron afectados con lo que pasó. De ver a su papá como lo dejaron, a cómo era su papá, quedaron shockeados”, relató su madre.
En medio de este complejo escenario, la familia tuvo la oportunidad de reunirse con el presidente Gabriel Boric durante la cuenta anual en el Congreso. Allí, el mandatario les expresó su apoyo y compromiso. “Él nos dijo que nos iba a ayudar en todo lo que pueda para traer luego a este hombre, pero todavía seguimos esperando”, agregó Vidal.
El caso mantiene a la familia de Guillermo en una espera dolorosa, entre tratamientos médicos, licencias laborales y la incertidumbre sobre cuándo se concretará la extradición del agresor. Mientras tanto, intentan salir adelante con la ayuda de terapias psicológicas y el respaldo que han recibido de distintas instituciones.