La noche del sábado, Mariana Derderian fue parte del programa Only Friends, donde conversó con José Antonio Neme sobre su presente personal y profesional.
En un tono íntimo, la actriz abrió su corazón y reflexionó sobre cómo ha enfrentado el duelo por la pérdida de su hijo Pedro, experiencia que le dio un nuevo sentido a su vida.
Durante la conversación, Mariana habló también de su carrera artística, recordando que su última teleserie fue La Chúcara en 2015. Desde entonces, ha encontrado un espacio distinto en la conducción de programas, donde disfruta compartir con la gente y conocer de cerca sus historias.
En ese sentido, destacó su trabajo en Heroicas y Disfruta la ruta, ambos dentro del programa Sabingo. “Me gusta meterme con los pescadores, probar la pesca artesanal, ir a las pegas del campo. Me nutro de la gente, aprendo mucho”, comentó con entusiasmo sobre este rol que la conecta con realidades diversas.
Consultada sobre su vida sentimental, la actriz fue clara al decir que hoy disfruta de su soledad. “Me llevo muy bien conmigo, no tengo ningún problema con la soledad, a mí me gusta y me acomoda”, explicó. Sin embargo, no descarta volver a enamorarse: “El día que me guste alguien, que la vida me sorprenda. Yo no busco ni me escondo, que sea lo que sea”.
Neme también le preguntó por qué decidió dar esta entrevista en Only Friends, considerando que semanas atrás canceló su participación en Primer Plano por un desacuerdo con la promoción realizada por el canal. Mariana respondió que su motivación es aportar verdad en televisión, más allá de la evasión que suele ofrecer.
En ese marco, hizo una crítica sobre el acceso a la salud mental en Chile. “Es difícil ir y costear terapias. Nadie le toma el peso real al tema, y no hay espacios para mostrarse vulnerable. Si puedo ayudar a alguien, aunque no esté de acuerdo conmigo, pero que diga: ‘no estoy solo, ella también lo pasa pésimo, pero se levanta y sigue’, ya me doy por pagada”, expresó.
Finalmente, Mariana compartió una reflexión simbólica: “Me gustaría que agarren un salero como un símbolo. Cuando algo no tiene sal, lo notas. Así es la vida: estamos tan acostumbrados a que todo funcione, que solo lo valoramos cuando falta. Y ahí entendemos que la vida es la sal”.