Nuevos y estremecedores antecedentes salieron a la luz en el caso de Francisco Albornoz, el joven técnico farmacéutico que fue hallado sin vida en una quebrada de San Fernando, luego de estar desaparecido por 12 días.
La investigación ha dado un giro clave con la revelación de registros de las últimas horas de vida del joven.
Hasta ahora, hay dos imputados formalizados y en prisión preventiva: el chef chileno José Miguel Baeza y el médico ecuatoriano Christian González. Este último fue quien se entregó voluntariamente a la policía, proporcionando información crucial para el hallazgo del cuerpo y el desarrollo del caso.
De acuerdo con lo revelado por 24 Horas, las cámaras de seguridad captaron a Francisco caminando junto a Baeza, dirigiéndose al departamento del médico González, que fue el punto de encuentro entre los tres. En las imágenes se los ve tranquilos, e incluso Francisco toma el brazo del chef, lo que sugiere cierta confianza en ese momento.
Posteriormente, los registros muestran a los dos imputados ingresando a una sucursal de Sodimac, donde compraron sogas y guantes. Según la investigación, estos elementos habrían sido utilizados para ocultar el cuerpo del joven, lo que refuerza la tesis de una planificación posterior al crimen.
La declaración del médico ante la Fiscalía ha sido una pieza clave. En ella, asegura que no fue responsable directo de la muerte, pero admite haber ocultado el cuerpo por miedo y culpa. Fue esa carga emocional, sumada a ver en redes sociales la desesperación de la familia, lo que lo llevó a confesar.
El caso ha generado conmoción pública, y la presión sobre el proceso judicial sigue aumentando. La familia de Francisco exige justicia, mientras la policía continúa investigando los detalles de lo que ocurrió en esa reunión que terminó de forma trágica.