Alexandra Méndez, conocida como Chama, vivió una mañana caótica en Gran Hermano cuando fue despertada abruptamente a las 11:00 horas con una alarma de sirena por estar durmiendo en la casa.
Sorprendida y molesta, Chama se dirigió rápidamente al confesionario, donde, al no obtener respuesta inmediata, comenzó a tocar el timbre desesperadamente y a patear la puerta hasta que finalmente le permitieron entrar.
Una vez dentro, Chama expresó su enojo al Big Brother, considerándolo una falta de respeto que le pusieran esa alarma si no estaba en el sótano.
En medio de su frustración, lanzó críticas hacia otros participantes, llamándolos «plantas» por quedarse dormidos hasta tarde, mientras ella era despertada de forma abrupta.
A medida que su enojo crecía, Chama comenzó a perder la voz, pero continuó reclamando que se sentía mal y necesitaba dormir más. La voz en off de Gran Hermano intentó calmarla, explicando que la mitad de la casa estaba durmiendo a pesar de haber sido despertados con música una hora antes, y que los horarios de las actividades debían respetarse.
Sin embargo, Chama no quedó satisfecha con la explicación e insistió en que ella no era tratada de la misma manera que otros participantes, reclamando que había visto a otros durmiendo hasta tarde sin ser molestados. Expresó su hartazgo por lo que percibía como un trato desigual y se mostró determinada a defender su derecho a descansar.
Durante su protesta, Chama se quitó el micrófono en varias ocasiones y, casi sin voz, manifestó que estaba afónica desde el día anterior debido al frío que había pasado, lo que le hacía sentir que merecía dormir más. Afirmó tener gripe y, aún molesta, abandonó el confesionario.
Este incidente reflejó la tensión y el malestar de Chama dentro de la casa de Gran Hermano, generando un momento de alta confrontación en el reality.